Sebastián Núñez Torres (Santiago, 1984) Poeta e investigador académico.
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Declaración
Antigua benefactora de mis delirios,
yo quise abrazarte
y terminé despedazado
en el fondo de los días.
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Si insistes en que pronuncie
alguna especie de juramento,
haré una inflexión neorromántica
y diré: tal vez estamos solos
como el juguete roto
que un niño dejó en el patio
junto a su infancia oxidándose en la maleza.
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Mientras la tarde se desgarra,
cuando el crepúsculo anuncia
el exilio de los pájaros,
te extraño porque sí.
Porque la memoria insiste
como un liquen aferrado
al torso de las piedras.
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Tendencia
De nuevo el viento cierra las puertas
empecinado en quedarse solo en los cuartos.
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El viento, es el viento que desordena
la cabellera de los siglos
cuando se rompen las crisálidas
y pasan aullando las horas postergadas.
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Tú escribes obituarios o palabras
que duelen antes de pronunciarse.
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Pero hoy te digo que olvides
las rutas conocidas del sosiego
y que no cometas el error de Orfeo
de mirar atrás,
pues iremos tan lejos
que nos adelantaremos a la causalidad
y los hechos ocurrirán antes que los motivos.
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Tú que permanecerás dormida
en las corrientes abisales
como el detritus de dioses condenados,
nosotros que seremos otro engrane
en la trama de los teseractos
con el sol reverberando
en las orillas de un sueño irrescatable.
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Utopía
Te escribo desde la caverna
platónica del absurdo,
de este vacío que intentan
llenar palabras,
símbolos de siglos
en la memoria
suspendida de los témpanos.
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Pero tú solo comprendes
el aullido del lobo
que la luna desprecia
como el tiempo
nuestros sueños inmortales.
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Tú solo comprendes
el gorjear de pájaros
a la salida del sol,
el rumor de las mareas
que un viejo dios
agita por capricho.
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Solo comprendes
el efímero brote
de los geranios,
el titubeo del viento
antes de remover las últimas hojas.
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*Poemas pertenecientes a Las arpas rotas (Bajo la lluvia ediciones, 2020)
Revista Vórtice 