
Por Gabriela Paz Morales
En una época donde se habla en los noticiarios sobre el “Multiverso” con la naturalidad de quién informa sobre el hallazgo de ratas en un supermercado, no debiese sorprendernos que lo poético y sus sistemas de sentido cobren mayor participación en las lógicas comunicativas. ¿Será éste el mejor momento de la historia, metafórico e ilusorio, para situar a la poesía como la gran facilitadora del entendimiento humano? La obra “Espejismos”, tercera y última entrega del poeta chileno Sebastián Núñez Torres, plantea en sus páginas una pauta poética que desplaza los ojos de la razón hacia la puesta en duda de las certezas, para dar paso a sus propias configuraciones en potencia de formas y fondos.
El poemario abre con un verso de Gioconda Belli: “Antiguo oficio humano/ Este de querer atrapar la luz.” Este se ofrece como prisma clave para apreciar su contenido. Y es que, en sus 40 páginas y 19 poemas, el autor compone un dispositivo holográfico donde los versos reverberan hacia el lector, quien se instala como la interferencia que termina de configurar el volumen, el simulacro, el espejismo, el poema. Así, el libro podría ser pensado como un artefacto de luz que rebana las verdades, las ideas, las apariencias e incluso los obituarios. Ejemplo de aquello es el poema “La rosa en el espejo de la mente”, donde el poeta ofrece un ejercicio similar al realizado por René Magritte con su obra “Ceci n’est pas une pipe”, en la que inscribe, bajo la pintura de una pipa, “esto no es una pipa”.
La rosa en el espejo de la mente

Acabas de mirar una rosa
y este poema acaba
de repetir que acabas de mirar una rosa.
En este caso, el chileno invierte la referencia, estableciendo en la reiteración la puesta en duda de las verdades absolutas, legitimando a su vez la validez de las representaciones como formas constructivas de acontecimientos.
Sebastián Núñez Torres, como ya es costumbre, presenta un libro breve en páginas, pero rotundo en contenido, abundante en densidad, de una artesanía de cuidadosa composición de textos limpios y exquisitos, exactos y avasalladores, con imágenes como espadas que rasguñan el status quo para que escurra la belleza. “Espejismos” es una obra lírica atravesada por guiños neorrománticos, con afluentes simbolistas y fuerza beat. Pero que a su vez suma la búsqueda de muchos de sus contemporáneos por ingresar el «ciber» ritmo y sus palabras al caudal del poema.
Apocalipsis cibernético
El apocalipsis cibernético
será un error imperdonable en el sistema,
un Gólgota de algoritmos crucificados.
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Se romperá el hilo fantasmal de las redes
y alguien triplicará la W por última vez
para que el ciberespacio responda
con un estertor del teatro del absurdo.
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Como ojos tornados en estatuas
las pantallas congelarán la mirada
frente a rostros incrédulos,
perentorias medusas digitales,
y el big data implosionará
cual enana blanca en su ruta al abismo definitivo.
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Se romperán los pactos binarios
y los bits serán desperdigados
por las llamas de Palo Alto
como una triste hojarasca humeante
entre las ruinas de silicio,
ardiendo mientras una avalancha de teclados rotos
sepulta para siempre la tumba de Turing.
.
Los informáticos harán fila para el suicidio
y faltará suficiente cable de red
para que todos puedan ahorcarse.
.
El olvido caerá
sobre la decrépita memoria ram del vacío
y los campos
quedarán regados con polvo de simulacros.
.
Los ídolos influenciadores comprenderán de golpe
su insignificancia
y nadie los reconocerá
en el fondo del abismo donde se arrojen,
porque ya no habrá festín de dopamina
ni artificio virtual alguno que oculte
la terrible herida del anonimato.
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Millones de solicitudes de amistad
quedarán pendientes,
suspendidas en el intertiempo eléctrico
como un eco de abortadas cofradías,
nadie recibirá las ofertas de descuento,
los avisos bancarios de hipotecas,
los buenos y santos deseos
de la conciencia ubicua del mercado.
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Los ortopedistas no darán abasto
para las hordas de confundidos cibernautas
intentando de nuevo erguir sus cabezas
y el viejo mundo será ancho y extraño para miles.
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La bancarrota mundial del comercio en línea
atronará entre los templos de Wall Street
donde los inversionistas correrán despavoridos
antes de caerse muertos por la ausencia
de dólares para sustentar el peso de la materia.
.
Y será de nuevo el silencio espantoso
en que la humanidad se conoce a sí misma.
“Espejismos” es una obra infaltable, de aquellas que giran el punto de vista en su travesía, como si existiera un antes y un después de su lectura. En este caso, una nueva apertura hacia la apropiación del tiempo, la poesía y las cualidades de la contemporaneidad.
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