
John Gómez (Bucaramanga, 1988). Magíster en Filosofía y Escritor. Director de la plataforma cultural Alter Vox Media, la Editorial Sátiro y la Librería Zarigüeya. Creador del Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez. Obtuvo mención de honor en el Certamen Internacional Hacia Ítaca 2017 (Mar del Plata, Argentina, 2017), ganador del 9° Concurso Nacional de Cuento RCN-MEN (2015), finalista del III Premio Nacional de Cuento La Cueva (2014) y segundo puesto en el Concurso Nacional de Poesía Café Con-verso Ciudad de Bucaramanga (2012). Perdedor en infinidad de concursos, premios y convocatorias literarias. Autor de XIII (2019), No te creas poeta (2019), Fantasmas (2020) y Baladas Baladíes (2020). Hizo parte del I y II Encuentro Internacional de Poesía en Bucaramanga (2013-2014), el I Encuentro Internacional de Poesía Emergente en Aculco, Estado de México (2017), el XI Festival Internacional de Poesía de Manizales (2020) y el VIII Festival de Poesía de Fusagasugá (2020). Detesta las mafias alrededor de las instituciones culturales. Sueña con la llegada del fin del mundo.
LA SAL
La sal tiene la costumbre
de entrar por la ventana,
de meterse en la mirada
o en el silencio de Teresa,
cuando mira al mar.
Nos hemos acostumbrado a la sal
pero no al llanto.
Todo está lleno de ausencia
aquí, en la casa.
La anciana teje en una esquina,
teje y desteje,
para deslizarse en el olvido.
Hace tiempo
que no piensa en los niños,
en su risa, en su jugar a la pelota,
con los pies descalzos
y las rodillas surcadas
por cicatrices viejas.
No es igual para Teresa,
que llora por las noches,
cuando la anciana duerme.
Llora y se mete al mar,
para disimular su llanto.
Los niños,
hace tiempo
que no piensan en la anciana,
ni en Teresa, o su jardín
de mariposas,
sino en la sal.
La brisa les revuelve los cabellos,
las sombras devoran
su larga procesión
lejos, muy lejos de casa.
Y mientras caminan,
lame el viento las caritas mojadas
de los niños,
y la sal se les diluye
entre las lágrimas.
SOLO
Los rumores son cuchillos en el pecho,
las palabras se atoran
……..en la horca de las horas,
¿qué hay del otro lado del tiempo?
El viento es un perro viejo
—un perro famélico y triste—,
el silencio,
……..una invitación para la muerte,
¿de qué me sirven las botellas?
¿de qué me sirven los poemas?
¿de qué me sirven las palabras
……..más que para acuchillar el vientre?
El reloj es un tirano milimétrico
que se masturba a medianoche.
.
Soy el último hombre en la tierra,
sentado en medio de la sala,
sin que nadie toque la puerta.
.
EPITAFIO
Al otro lado de la muerte
quisiera arder
en una tumba florida,
ver quemarse los insectos
que anidan en mi pecho
y así, de polvo al polvo,
cabalgar el viento,
meterme en los ojos de la gente,
caer en una lluvia de lágrimas
por las alcantarillas,
volver al mar
como el difunto más hermoso del mundo,
hecho de algas y recuerdos,
flotar hasta encallar
en la memoria
de los que quise alguna vez,
y quedarme allí,
como un fantasma,
soñando el mundo
que aún lo habita.
.
ARGOS
Cien ojos miran el vacío
refractando el abandono.
El pavo real levanta el vuelo
y un gigante sueña entre sus plumas.
.
LA BALADA DEL ÚLTIMO HOMBRE
El último en morir
por favor que apague la luz,
que salga de la ciudad gris,
que vaya a las montañas
y respire el aire frío de la niebla,
que se quede allí el día entero
contando pájaros,
sintiendo la lluvia caer,
que pruebe a contar también
cuántas casitas devora la hiedra
y le declame un par de poemas al eco,
que tararee una canción aprendida
en la niñez,
una copla o un refrán,
de esos que enseñan los abuelos,
y le pida perdón a los bichos,
a nombre nuestro.
Y por favor que apague la luz,
que cierre la puerta con cuidado
de una vez y para siempre.
.
Grateful for shaaring this
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